En varios de mis exfoliantes caseros
veréis que utilizo azúcar moreno como uno de los ingredientes. Pero
no lo utilizo directo del bote, si no que primero lo preparo, luego
os explicare por qué. Este proceso es muy sencillo, si bien algo
sucio, pero podrás preparar un montón en pocos minutos y después
podrás guardarlo para utilizarlo hasta que se te acabe.
Lo primero que hago es coger el azúcar
e introducirlo en un recipiente, el que soláis utilizar para la
batidora. Aunque podáis echar la cantidad que queráis, yo os
recomiendo que cubráis poco más que el cabezal de la batidora para
que podáis machacarlo bien todo, y si queréis preparar mucha
cantidad, lo hacéis por tandas.
Y después, bátelo. Hazlo durante 2 o
3 minutos, parando para que el azúcar no se caliente demasiado y
cerciorándote de que los gránulos son casi tan finos como polvo.
Ten cuidado y evita que salga una nube de polvo considerable. Si
podéis hacerlo con un picador, probablemente os resulte más cómodo
y menos sucio.
Y ya está preparado. Si vas a guardarlo, que sea en un recipiente cerrado.
Este proceso lo hago por
que así las partículas exfoliantes son más pequeñas. De esta
forma, eliminan mejor y de forma más intensa las pieles muertas,
pues pueden acceder a todos los rincones y pliegues de la piel sin
problemas, dejando una piel mucho más suave. Además el gránulo, al
ser mas pequeño , resulta menos agresivo para la piel. ¿Quién dijo
que la cosmética casera no podía ser de categoría?
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